Una investigación necesaria

El Museo Gurvich inauguró una muestra colectiva con el curioso título “Mañana... ¡Levántese azul!. José Gurvich: una paideia desvelada”, minuciosa investigación de la curadora Tatiana Oroño.

18/08/2012 - LA REPÚBLICA

NELSON DI MAGGIO



En el acto inaugural, los tres pisos del museo estaban colmados. No cabía un alfiler hasta muy entrada la noche. La numerosa asistencia estaba justificada: todos los alumnos de José Gurvich, directos o indirectos, marcaron su presencia. Fue como una reunión de viejos alumnos que festejaban el reencuentro después de una larga ausencia. No todos pudieron asistir. Muchos hicieron su vida en Europa, donde continúan trabajando, como los que integraron el Taller de Montevideo, luego Taller Ámsterdam, hoy ambos disueltos.
La exposición resultó un acontecimiento para conocer las obras de Armando Bergallo (1942), Gorgy Bollar (1944), Clara Scremini (1939) y Héctor Vilche (1942), todos cofundadores del Taller de Montevideo en 1963, y todos sus integrantes (se incorporó luego Ernesto Vila) en 1966, se marcharon a Europa, invitados por el gobierno holandés. En el viejo continente se inauguraba una época efervescente, de inventivas alocadas y cambios fundamentales en la manera de ser y estar en el mundo, cuando Londres desplazó a París como centro experimental artístico antes de que Nueva York le arrebatara la corona.
La década del sesenta, abierta a todos los posibles, fue bien aprovechada por el Taller de Montevideo. Sus intrépidos integrantes participarían en las bienales de París y Venecia, en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, ciudad donde se radicaron buen tiempo, en el Festival de Edimburgo, el Het Stedelijk Museum de Amsterdam. En esta ciudad  se recompone el número de integrantes (alejados Scremini y Vila) para tomar el nombre de Taller Ámsterdam a partir de 1977. En 2005 Armando Bergallo se instala solo en Aquitania, Francia, y sigue una carrera individual con monumentales proyectos para óperas contemporáneas.
Aunque los integrantes del Taller Ámsterdam estuvieron en Montevideo casi una década atrás y quien escribe  los invitó al Museo Nacional de Artes Visuales para entablar un diálogo público, registrado en video, sus trabajos no fueron conocidos ni exhibidos. Las obras que ahora se muestran en “Mañana, ¡Levántese azul!” (frase de estímulo renovador de Gurvich a sus alumnos para salir de la monotonía de ocres y grises) son escasas (una de la primera época, otras más actuales), al igual que los restantes 31 artistas seleccionados y sería imprudente establecer un juicio de valor. Lo que importa es la extensión del magisterio de Gurvich en  discípulos que luego adquirieron su propio prestigio (Linda Kohen, Eva Olivetti,  Eva Díaz, Lilián Lipschitz, Rafael Lorente, Mario Lorieto, Adolfo Nigro, Ernesto Vila, Raquel Orzuj, entre otros).
La curadora Oroño realizó una investigación ejemplar de cada integrante, recogió testimonios valiosos para reconstruir un período importante de la historia del arte nacional que recoge, con numerosas fotografías, en el importante catálogo.

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